viernes, 16 de enero de 2009

Cotidiano

Días de calor, trabajo intensivo y torpezas.

La torpeza de chocarse el codo con el marco de la puerta y derramar el agua,
de dejar caer cubitos al suelo al vaciar la cubetera,
de tipiar una eñe en lugar de un acento, y escribir cosas como anñalisis de teorñias ñeticas,
de golpearse con ganas el dedito del pie contra algún mueble,
de cortarse la yema del dedo en la cocina.

La maña infinita de haber terminado por fin de traducir este bendito libro.

2 comentarios:

morgana dijo...

Parece ser que el laburo de traductora tiene efectos colaterales.
Espero que estés sana y salva y ... traductora que huye sirve para otro laburo! Así que huí de tu casa, paseá, distraete y ponete lista para lo que viene.
Y ojalá que lo que venga sea buenísimo.
Besos acalorados,
M.

Lola dijo...

En realidad, todas otras cosas le pasaron a "mi otro yo de Flores", que, además de trabajar aplicadamente, hace cosas como regar muchas plantas y pasear a la perra Pepa de sus amigos que andan estudiando a Schiller por Alemania. Salute, Morgana!!