jueves, 24 de abril de 2008

Emily Dickinson (traducción levemente libre de tres poemas)


2
Hay otro cielo
claro y sereno
y hay otro sol
aunque allí sea crepúsculo;
no te inquietes si el bosque
se marchita, Austin;
si el campo está en silencio:
aquí hay una floresta
con hojas siempre verdes;
hay un jardín lozano;
nunca hubo escarcha en él;
en sus flores perennes
zumban las abejas;
te lo ruego, hermano,
entra en mi vergel.

E. Dickinson

249
¡Noches salvajes, salvajes!
Si aquí estuvieras,
el desenfreno sería
nuestra opulencia.

¡Ya no más brújulas, mapas!
Vanos los vientos.
Vanos para un corazón
que llegó a puerto

Por el edén va mi barca.
¡Ay, este mar!
¡Ay, si esta noche pudiera
en ti amarrar!

1251

La voz nos salva, nos rescata.
Sólo el silencio es pavoroso.
Porque el silencio es
infinitud: no tiene rostro.

E. Dickinson

1 comentario:

morgana dijo...

El silencio es infinito y sin rostro, qué verdadero y doloroso es.
Saludo sin ruidos,
M. (de MeQuedoEnSilencioMuchasVeces)