miércoles, 10 de septiembre de 2008

Se agradece


Qué cosa, caballero, eso de verlo así, tan alto en las alturas, tan bajo en las bajuras, y en esta vida que es un pasar, un pesar, un pisar o –como bien diría la señora de Gutusso– un albur, un sonsonete, un paraqué y cosas por el estilo, yo más bien me inclino por besarle los pies y otras cuestiones.

Ya lo dijo aquella tarotista, la torre no tiene por qué ser desgracia y en la montaña rusa somos todos iguales.

Por suerte además me quiero sin usted, porque, sepa caballero, yo también tengo la costumbre de andar besándome los pies y subiéndome a tarimas, podios, y también, de vez en cuando, a pedestales.

Pero cuánto más lindo es quererme con usted, como geisha en kimono, como reina de Java, como vieja en la cueva, como niña’e sus ojos.

Tante grazie por los buenos momentos, que son como oro en polvo, como pájaro en mano, como aguja en un pajar, como ojo de la cara.

Y ma fangulo por los malos ratos, que eso es lo que sobra –dicen las malas lenguas– si uno se desencajeta, se mete entre ceja y ceja, entre cales y arenas, entre espada y pared.

3 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Es que la gratitud permite el intercambio, Lola. Hacés bien.

:)

Lola dijo...

Tante grazie por la buena onda, Gilda.

fiorella dijo...

Me encantó.Un beso