miércoles, 19 de marzo de 2008

Qué buen chiste el de la existencia

¿Qué hace uno cuando descubre el sinsentido, ese que todo lo abarca? Un libro espeluznante, como La náusea. Una serie graciosa, como Seinfeld. Una película excelente, como Silvia Prieto. Lo tapa hablando de sus hijos, como varias de las Silvias Prieto del final de Silvia Prieto (increíble final, golpe bajo y alto si los hay).

¿Qué hace uno con el sinsentido? Nunca voy a olvidar esa noche de 1982. Soñé con unos títeres siniestros que bailaban enfrente de mi casa, como colgados de una especie de ariete. Después agarraban el ariete, cruzaban la calle e intentaban derribar la puerta. Entonces me desperté y salí corriendo a prender la luz. Esa noche descubrí la finitud.

Poco antes, Ana C. había hecho uno de los mejores chistes que oí en mi vida. Estábamos en la facultad (por entonces en Marcelo T.), mirando la escalera por donde subía y bajaba un montón de gente. De repente, un tipo que subía se quedó parado entre dos peldaños, como congelado, con la mano apoyada en el pasamanos y la mirada perdida. "¿Qué le pasó? –dijo Ana C.– ¿Descubrió el sentido de la vida?"

Claro, había que estar ahí para apreciarlo en toda su genialidad. Así contados, los chistes tampoco tienen mucho sentido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay revelaciones que a veces llegan as� de un pelda�o a otro, o de un paso al siguiente.

Lola dijo...

O entre el sueño y un interruptor.

Un privilegio verte por aquí, sinprivilegios!

morgana dijo...

Hace un mes que estoy entre un peldaño y otro, dura, agarrada al pasamanos y me pregunto: faltará mucho para que me dé cuenta?
Beso,
M. (de MásDesconcertadaQueNunca)