martes, 11 de marzo de 2008

Más allá



Y nos quedamos tiesos en ese recinto frío. Varios de los plateados parecían dormir. Los otros tenían la mirada perdida en algún arrecife imaginario. Estaban duros y fríos, y brillaban bajo el resplandor opaco que atravesaba a duras penas una especie de vidrio. Recordé ese último instante: me había lanzado feliz sobre algo que creí comida, y después vino el tajo, el dolor ciego, el sofocón, los sacudones y la oscuridad.

1 comentario:

morgana dijo...

Esto, para mí que no sé nada salvo lo que sé que siento, es poesía.
Beso admirador,
M. (de MuyBienDiez!)